Se calló el ruido y la ciudad escucho mis sueños. Abrí la ventana y ventile la habitación. Afuera llovía. Y desde el alfeizar tiré a los charcos todas las cosas que me sobraban.
El dinero perdió su brillo y pasó a ser poco más que papel mojado. El trabajo se convirtió en los intervalos que delimitan cuando estoy con ella y cuando no, el tiempo que tiene que pasar para volver a estar entre sus brazos. La fama, algo incomodo; el poder, un gigante que me llenaba el escritorio de montañas de papeles que me impedían ver su foto.
Así que ahora, no quiero abrir la puerta y que todas esas cosas superfluas vuelvan a entrar en la habitación a generar ruido que tapa su voz aunque su voz se haya ido, aunque todo lo que escuche no sea nada mas que el silencio y el eco de sus palabras diciéndome adios.
3 comentarios:
Me encanta Isma... Creó una de las canciones que mejor ha definido mis sentimientos.
En cuanto a tus magníficas palabras, creo que cuando se calle el ruido que inevitablemente ensordece tus ideas te darás cuenta que la esperanza ha seguido susurrándote desde el primer día que viste tu mundo dar un giro hacia un lugar desconocido, en el que la última palabra que escuchaste (y por tanto se repite en ti de forma infinita) fue su voz diciéndote adiós.
Algún día, quizá el menos esperado, abrirás la puerta de tu habitación para dejar entrar algo más que aire (porque ese ruido que impide entender cualquier palabra nueva no vivirá en ti eternamente).
Besitos, Puck.
Cuando el dinero pierde su brillo y pasa a ser sólo papel mojado, entonces si, las cosas van mal.
Hola puck,
ultimamente no tengo mucho tiempo, pero te queria saludar
un beso
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