lunes, diciembre 03, 2007

A 8300 kilómetros, todavía en casa


Espacio, mucho espacio, fútbol americano, jet lag, aeropuertos, aviones, más aeropuertos y más aviones, montañas, poker, casinos, fichas, hamburguesas, caesar salads, vascos, americanos, vasco-americanos, interminables carreteras, sueños, esperanzas, aguas termales, amigos, moxie java cafes y muchas cosas mas... pero sobre todo un faro.... y a 8300 kilómetros de Nerea.

¿Habéis pensado alguna vez en la importancia de los faros? Siempre nos los retratan junto a un acantilado, solos, melancólicos pero pararos durante un solo momento a pensar en la cantidad de barcos que se habrían chocado contra esos acantilados de no ser por esa luz que desprenden al anochecer, esa mano amiga en el temporal....

En la vida real, uno se puede considerar mas afortunado a medida que va encontrando esa luz de los faros tras los diferentes pasos que da. Así que me gustaría dar gracias a todos aquellos que dejaron encendida la luz de sus faros para que yo la viera y no me chocara, a todos los que pasasteis por aquí y encendisteis una vela, sobre todo este último 2007....

Volví de mis vacaciones en Boise y como bien sabéis, en unas semanas espero estar de vuelta allí. Entre tantas cosas, encontré un faro que me iluminará el camino en el futuro... No es que aquí no tenga esa luz, es solo que los acantilados están demasiado cerca y necesito alejarme un tiempo de ellos, aprender a navegar otra vez, disfrutar con el viento en la cara y el olor a salitre.

4 comentarios:

Chico dijo...

El faro espera con impaciencia...

Chico dijo...

El faro espera con impaciencia...

Anónimo dijo...

A menudo no sólo evitan que nos choquemos librándonos así de un buen estacazo, también nos orientan y, sobre todo... esa intermitente luz nos suele iluminar cuando todo está oscuro recordando que hay algo por lo que vale seguir...

Anónimo dijo...

Es bueno que hayas encontrado ese faro...

PD . De pequeña, mi sueño era vivir en uno, son mágicos.

Besos!